El otro amaba como un esclavo, como un loco y como un mendigo. ¿Por qué? Pregúntale al polvo de la carretera y a las hojas que caen, pregúntale al misterioso Dios de la vida; nadie sabe tales cosas.
Ella no le dio nada, nada le dio y todavía él le agradeció. Ella dijo: ¡Dame tu paz y tu razón! Y él solo se lamentó que no pidiese su vida.
Pan, Knut Hamsun.
No hay comentarios:
Publicar un comentario