lunes, 23 de abril de 2012

Autumn leaves.

Al principio les había mirado con indiferencia. Pero después, después me di cuenta. Uno de ellos tenía tu olor. Olía a antes. Al principio. Olía a abrazos y armas de destrucción masiva. Y a madrugadas de sábado.  Y a besos tan dudosos que parecían no existir.

Me senté allí, paralizada, sin saber qué hacer, simplemente inundándome. Hubiera dado un brazo porque ese momento no acabara, por poder sumergirme en él, para siempre. Porque ese olor, a pesar del tiempo, de la distancia, ese olor seguía siendo mío. Y tú, lo que fuiste, también. Lo entendí, y se me llenaron los ojos de lágrimas prohibidas.

Y entonces entró una chica vestida de viernes, apestando a Chanel nº 5, borrando cualquier rastro de reminiscencia y devolviéndome a la realidad de un olfativo bofetón. La odié por un segundo más de lo que he odiado a nadie en toda mi vida. Después recordé.

Estés donde estés, seas lo que seas, que sepas que aquella noche aún sigue siendo dorada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario