domingo, 11 de diciembre de 2011

Paper wings.


Todas sus canciones duran diez minutos y todas sus despedidas saben a fresa. Tiene un cierto aire de desconcierto, como de niña perdida, que solo se revela cuando sus ojos se reflejan en el cristal de los vagones del metro. Guerrera en mil batallas perdidas de antemano, es experta en reconocer la oscuridad cuando le araña la piel, y en calentarse los dedos en el pasado que le quema el alma.
 Pertenece a la escuela de aquellas que utilizan mucho escote y poca falda como estrategia de márketing. De las de labios rojos y ojos sin maquillar. Las que utilizan la provocación como arma en un juego en el que ellas dictan las reglas. Vive siempre medio siglo por delante, así que contempla constantemente la muerte de cuanto existe, incluyéndola a ella misma.
Odia absolutamente todo, pero al menos se lo pasa bien.

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