Las luces fosforescentes parpadean de una manera que haría
palidecer de envidia a los técnicos de una película de terror de bajo
presupuesto. El autobús, como siempre a estas horas, se encuentra atestado de
gente cansada que vuelve de trabajar, o de estudiar, o de fingir que llevan
vidas productivas y llenas de sentido. Suelo pasear la mirada entre ellos,
buscando conocidos a los que saludar, o desconocidos con los que entablar una
instantánea (y a menudo unidireccional) relación de amor o de odio.
La zona media del autobús queda sumida en una sombra
bravucona que los esfuerzos de las débiles bombillitas del techo no logran
dispersar. Por eso al principio no me percato, pero luego lo veo.
Es un chico de estatura más bien alta, delgaducho, de
cabellos rubios peinados en una cresta. Desde mi sitio no se le ve la cara,
pero tengo la certeza, inspirada y repentina, de que sé de quién se trata. Es
Daniel, un compañero del instituto al que llevo más de cinco años sin ver. La
descripción física coincide. Tiene que ser él.
Cinco años, y Dani sigue haciéndose esa ridícula cresta que
llevaba en primero de la ESO. Pero lo encuentro, de pronto, extrañamente
esperanzador. Hago una apuesta; yo contra el universo. Si es él, significa que
la inmovilidad existe. Que hay ciertas cosas, pequeñas pero importantes, que
son capaces de resistir el paso del tiempo sin infectarse, puras, intocables. Típicos
tópicos; una sonrisa fugaz e inesperada, el aliento cálido de otra persona
contra tus dedos, la broma estúpida y sin gracia que tu mejor amigo repite cada
dos por tres desde que teníais diez años.
De repente deseo con una vehemencia absolutamente ridícula
que el ocupante del asiento sea el chico que me robaba los bolis en
matemáticas.
Y entonces alguien habla, o algo se cae, y yo puedo verle la
cara.
Y el universo suelta
una silenciosa risotada de triunfo.
No creas que me he olvidado de ti y de tu blog eh! Sólo es que he tenido una semana horrible y no he tenido ni un rato libre.
ResponderEliminarHe leído alguna de tus entradas y me gustan, me gusta como escribes. Espero que subas pronto una nueva entrada :)
un besito