miércoles, 18 de julio de 2012

Tonight the streets are ours.


Recorres mi piel con la seguridad de quien camina por un sitio conocido y confortable. Tu aliento me envenena y cura en la misma cálida expiración. Jugamos a querernos, a construirnos, a destrozarnos. Te vas, a otras camas y otros juegos. Vuelves. Las estaciones de mi corazón pasan a tu ritmo, implacables agujas en el reloj de tus ausencias. Y de tus presencias. También de tus presencias.
A veces quisiera abrazarte tan fuerte que mis costillas se fundieran con tu piel y no pudiéramos separarnos jamás. Eres la mañana soleada de un domingo, la banda sonora de una peli magistral, el vacío debajo de la manta, la lágrima furtiva en el silencio.
Cerca, siempre cerca, pero nunca lo suficiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario